domingo, 26 de marzo de 2017

ME ESTÁS ESTRESANDO

Parece que si no trabajas, te sacas dos carreras a la vez más el máster, vas a clases de inglés más telugu por vocación, dejas tiempo para tus hobbies como la cerámica, la pintura... pasas tiempo con tus amigxs, con tu familia, con tu pareja o folliamigxs,  haces skype con aquellos que están lejos, limpias la casa, haces la colada, te preparas los tuppers para la semana con la compra que has ido a hacer al mercado ecológico (porque hay que comer sano, bien y sin aceite de palma), vas al gimnasio para mantenerte en forma, viajas frecuentemente y a poder ser a los cinco continentes (¿quién no quiere una foto con un tigre albino o con un canguro?) y todo esto mientras ves la lucecita del móvil encendida cada dos por tres con mil mensajes de whatsapp que lo mismo es el grupo de los del trabajo con un artículo interesante un sábado por la noche o es un grupo de amigos con el meme más absurdo y gracioso que ronda por internet en esos momentos. O quizá estás en Instagram viendo lo feliz que es la gente publicando cada minuto cómo hace todo lo anterior y además son padres o madres de familia. Y a todo esto, te debes sentir afortunadx por tener un trabajo y poder tener hobbies y poco tiempo libre, porque si no te sientes así, amigx mío, flagélate, eres mala persona.
Sí, así somos hoy en día, o por lo menos así es mi visión hoy.  Hay que producir y hay que mostrarlo... (un momento que abra el whastapp...).
¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Y luego hay que saber parar...

En mi mente se clavó el lema del "si no produces no eres nada". Por eso saber parar me ha costado mucho, y aún me cuesta.
Me siento mucho mejor la semana que hago más horas, me siento productiva. Siempre me ha pasado, la tarde que tenía libre no me permitía parar... por lo que muchas veces me abocaba al atracón, y así, una vez llena y exhausta, mi cuerpo se relajaba y podía al fin descansar en paz, paraba la mente traicionera que me llamaba vaga y perezosa.
Pero ya no me culpo. Es cierto que me sigue costando parar y que alguna tarde tengo la ansiedad al 200%. Me tengo que permitir parar, tengo que cambiar mis esquemas mentales, mis esquemas impuestos y crearme los míos propios. Porque al final estamos en lo de siempre. Si no te das cuenta acabas entrando en la vorágine de las masas y si no tomas conciencia de ello, estás otra vez contando calorías, preparando atracones y vomitando a la vez.
Porque siguen los bombardeos para conseguir un cuerpo de verano, y si bajo la guardia volveré a creerme lo que tanto me ha costado deshacer en mi mente.
"Relaja la raja, amiga".
Respira y a seguir.