domingo, 21 de noviembre de 2021

MUJER, DEPILACIÓN Y TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

Lo que voy a contar ahora no es una teoría sino una sensación, lo que a mí me pasa.  

 Cuando decidí dejar de depilarme sentí algo inesperado que comentaré más adelante y que tiene relación con el TCA. 

    Primero, en la preadolescencia, aprendí que yo por ser como era, en concreto por tener el cuerpo que tenía, daba asco y nadie me iba a querer. Sentir asco hacia mí es algo que no elegí, no nací dándome asco, yo aprendí que daba asco por los mensajes que me llegaban. 

    Así empezaron los complejos con mi cuerpo y empecé a sentir que no era bienvenida en este mundo a menos que yo cambiara. Mi primera solución fue hacer mi primera dieta restrictiva con 13 años. Y desde entonces hasta hace unos 6 años entré en un bucle de restricción-artacón-purga (no siempre), de obsesión por la comida, por el peso y cómo no, por cómo se veía mi cuerpo. 

    Y ahora puedo hablar en pasado de eso aunque en ocasiones me siguen acompañando pensamientos restrictivos o prohibitivos con algún alimento concreto o pensamientos que me incitan a cambiar mi volumen corporal porque así me verán "más guapa". 

    ¿Estar más guapa para quién? ¿para quién he estado buscando tener un cuerpo que no tenía? ¿para quién me he hecho sufrir y para quién he maltratado mi cuerpo? ¿Dónde quedo yo y lo que yo pienso de mí? Me esfumo. 

    Veo la presión social y los cánones de belleza a los que estamos sometidas, no es ningún descubrimiento. Y así he ido yo, como muchas, intentando encajar ahí para no ser rechazada. Ya no sólo a nivel corporal sino conductual. La niña buena que no molesta, que no se enfada, que no expresa la rabia, que no pone límites, que se victimiza en búsqueda de amor. 

    Y para alguien que ha ido buscando la aprobación por encima de todo, que odiaba su cuerpo e intentaba que pudiera pasar desapercibido, dejar de depilarse y romper con una de las losas del estereotipo femenino no ha sido fácil. No lo es. 

    Pero un día me dije: ¿Quién soy yo si no tengo que ir por la vida intentando gustarle a todo el mundo?

    Así que cogí el valor de dejar de depilarme, con todos mi miedos y mi angustia de las miradas, de las risas, de las burlas que ya viví por tener un cuerpo no normativo y que pudiera volver a sufrir. 

    Otras veces ya me había dejado de depilar, pero no en verano. Y es curioso ver mis piernas completamente llenas de pelos, "parezco un hombre" pensé alguna vez. Oh vaya, todo el peso del rol de género que llevamos encima. 

    Y vosotras, ¿sabéis cómo son vuestras piernas sin depilar? Pero no los pelos de dos semanas, no, de meses, porque a mí me sorprendió verme los pelos tan largos y tan frondosos y me dio pena ver que no conocía a mi cuerpo tal y como es.  

    Y volviendo al tema del TCA, cuando dejé de depilarme algo en mí se relajó con la comida, con mi cuerpo. Si no tengo que estar "perfecta para el mundo", si no tengo que depilarme, tampoco tengo que restringir comida ni tener X talla. Si vivo para mí, para cuidarme, para tratar de cubrir mis necesidades y no las de otrOs no hace falta obsesionarme con lo que como porque estoy en contacto con mi cuerpo y con lo que necesito, no con lo que se supone que debo necesitar. 

    Y esto, esto es libertad.  

    Pero esta libertad tiene un precio también, porque a veces sigo contactando con la herida del rechazo y siento que doy asco o que se van a avergonzar de mí. Sé que en según qué contextos no me atreveré a llevar pantalón corto o falda. 

    Porque esta es otra, también tengo en la cabeza que para no depilarse se tiene que ser "de otra manera" como más hippie por ejemplo, que no pega ponerse una falda vaquera con una blusa de seda y unos mocasines y no ir depilada. Sí, también hay una forma para no ir depilada, cuánto control sobre nuestros cuerpos ¿no?

    Y si me gustan mis piernas con pelos... pues al principio no. No me las veía "bonitas", al fin y al cabo vivo en el mismo mundo que todes y no me han enseñado que el vello puede ser bello, o que simplemente, ¡el vello es vello! Simplemente, ni bonito ni feo, ni gustoso ni asqueroso. Pero quiero acostumbrarme a verlas, a mirarlas, a tocarlas y así reaprender lo que yo he elegido y no lo que me han impuesto. 

    Y quizá algún día me depile otra vez y estará bien también, el patriarcado también me pesa a mí y como dije, habrá días que no tenga fuerzas para luchar esta batalla. Porque sí, a veces es una batalla. 



 

    

domingo, 7 de febrero de 2021

Mirando al TCA a la cara

 Las últimas semanas estoy haciendo junto a una compañera un trabajo sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria para la formación en terapia Gestalt y nunca creí que me removiera de esta manera. 

Ha sido como levantar una tirita para ver cómo estaba la herida y al parece la herida no sangra, pero al quitar la tirita se ha llevado consigo un trocito de piel nueva que estaba un poco débil y ha dejado al descubierto un trocito de carne fresca.

Mis dudas ahora son si es que estaba en este punto y al poner consciencia me he dado cuenta de todo lo que me queda por gestionar, o que al hacer el trabajo el equilibrio débil en el que estaba se ha tambaleado un poco y tiene que volver a asentarse. 

Esta tarde me he sentido como hacía años que no me sentía y que aún me cuesta describir. Por una parte, la cabeza recordándome todos los alimentos según yo "no sanos" que he consumido este fin de semana, por lo que, punto uno: sigo teniendo alimentos prohibidos. Que si el viernes bebí cerveza, que si el sábado vino, que si hoy he comido fritanga... y ¡encima sin hacer ejercicio! ¡A la hoguera! 

Por otra parte siento la barriga hinchada y aunque otras veces lo he aceptado, hoy me hace sentirme muy mal, muy incómoda, fracasada. Quiero quitármela de encima, ¡vete de aquí ya!.

Las personas con TCA (en general) tienen intolerancia a la incomodidad y yo la verdad que hoy lo he sentido. Es algo que reconozco en mí y que antes esta incomodidad la canalizaba con el atracón, adormecedor, calmante de incomodidades por un rato. 

Fracasada. Podría contar lo bien que lo gestiono todo y lo bien que me va, pero no sería la realidad. No contarlo sería por el miedo a que las demás personas piensen que soy una fracasada, pero ¿y yo? ¿qué pienso de mí? ¿pienso que soy una fracasada? Mi tendencia sería decir que sí, pero la adulta que me sostiene me dice que para nada. Ahora sé detectar esta incomodidad y aunque muchas veces no sé ponerle nombre, la sostengo, a veces más tiempo, a veces menos, a veces intento ponerle solución, otras veces cojo el móvil para evitarla, otras veces la respiro... Lo que aún me sigue costando es pedir ayuda o expresarme en el momento en el que me siento así. 

Es curioso, como esta mañana, que según mi planificación tenía que hacer ejercicio, he decidido escucharme y hacer lo que me apetecía, que era ponerme un rato con el trabajo, estaba despejada y con ganas de hacerlo. Y esta tarde, sorpresa, me ha venido el pensamiento-TCA a decirme y recordarme todo lo que he dicho al principio sobre lo que he comido o dejado de comer, que si no he hecho ejercicio, etc. 

Ahora estoy escribiendo como forma de sentir lo que siento, como forma de bajarme de la cabeza y saber cómo estoy. 

Por una parte tengo a mi niña asustada, un poco inquieta, sin saber qué hacer, pero quizá ella no tiene que hacer nada, es sólo una niña. Y a la adulta, con ganas de escuchar por qué su niña tiene tanto miedo, y con miedo también. 

Y desde aquí respiro, sigo notando la barriga hinchada, está así y yo le pongo el juicio de lo que significa que esté así. Y desde aquí estoy con mis miedos. Y desde aquí me siento vulnerable, desde aquí me muestro como estoy.