domingo, 7 de febrero de 2021

Mirando al TCA a la cara

 Las últimas semanas estoy haciendo junto a una compañera un trabajo sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria para la formación en terapia Gestalt y nunca creí que me removiera de esta manera. 

Ha sido como levantar una tirita para ver cómo estaba la herida y al parece la herida no sangra, pero al quitar la tirita se ha llevado consigo un trocito de piel nueva que estaba un poco débil y ha dejado al descubierto un trocito de carne fresca.

Mis dudas ahora son si es que estaba en este punto y al poner consciencia me he dado cuenta de todo lo que me queda por gestionar, o que al hacer el trabajo el equilibrio débil en el que estaba se ha tambaleado un poco y tiene que volver a asentarse. 

Esta tarde me he sentido como hacía años que no me sentía y que aún me cuesta describir. Por una parte, la cabeza recordándome todos los alimentos según yo "no sanos" que he consumido este fin de semana, por lo que, punto uno: sigo teniendo alimentos prohibidos. Que si el viernes bebí cerveza, que si el sábado vino, que si hoy he comido fritanga... y ¡encima sin hacer ejercicio! ¡A la hoguera! 

Por otra parte siento la barriga hinchada y aunque otras veces lo he aceptado, hoy me hace sentirme muy mal, muy incómoda, fracasada. Quiero quitármela de encima, ¡vete de aquí ya!.

Las personas con TCA (en general) tienen intolerancia a la incomodidad y yo la verdad que hoy lo he sentido. Es algo que reconozco en mí y que antes esta incomodidad la canalizaba con el atracón, adormecedor, calmante de incomodidades por un rato. 

Fracasada. Podría contar lo bien que lo gestiono todo y lo bien que me va, pero no sería la realidad. No contarlo sería por el miedo a que las demás personas piensen que soy una fracasada, pero ¿y yo? ¿qué pienso de mí? ¿pienso que soy una fracasada? Mi tendencia sería decir que sí, pero la adulta que me sostiene me dice que para nada. Ahora sé detectar esta incomodidad y aunque muchas veces no sé ponerle nombre, la sostengo, a veces más tiempo, a veces menos, a veces intento ponerle solución, otras veces cojo el móvil para evitarla, otras veces la respiro... Lo que aún me sigue costando es pedir ayuda o expresarme en el momento en el que me siento así. 

Es curioso, como esta mañana, que según mi planificación tenía que hacer ejercicio, he decidido escucharme y hacer lo que me apetecía, que era ponerme un rato con el trabajo, estaba despejada y con ganas de hacerlo. Y esta tarde, sorpresa, me ha venido el pensamiento-TCA a decirme y recordarme todo lo que he dicho al principio sobre lo que he comido o dejado de comer, que si no he hecho ejercicio, etc. 

Ahora estoy escribiendo como forma de sentir lo que siento, como forma de bajarme de la cabeza y saber cómo estoy. 

Por una parte tengo a mi niña asustada, un poco inquieta, sin saber qué hacer, pero quizá ella no tiene que hacer nada, es sólo una niña. Y a la adulta, con ganas de escuchar por qué su niña tiene tanto miedo, y con miedo también. 

Y desde aquí respiro, sigo notando la barriga hinchada, está así y yo le pongo el juicio de lo que significa que esté así. Y desde aquí estoy con mis miedos. Y desde aquí me siento vulnerable, desde aquí me muestro como estoy.