martes, 26 de marzo de 2019

¿Has superado el trastorno por atracón?

¿Te has recuperado del trastorno por atracón? ¿Lo has superado? ¿Te has curado?

Últimamente, con mi mayor actividad en Instagram me llegan mensajes de este tipo. Me encanta poder hablar con estas personas pero muchas veces no sé qué decir. ¿Qué es recuperarse? ¿Qué es superarlo? ¿Qué es curarse?

Ante esto hay varias vertientes: gente que te suelta frases lapidarias como: ESTO ES PARA TODA LA VIDA y otras que dicen que ES POSIBLE SUPERARLO. 

Yo creo que todo depende de lo que entendamos por recuperación. 

Si  me preguntan qué ha cambiado en mi vida de hace unos 4 años a aquí diría que puedo estar en casa sola sin pegarme atracones, puedo salir a cenar o comer fuera de casa varias veces a la semana sin que eso perturbe mi estado mental, no tengo ansiedad cada día, sólo ocasiones contadas y por lo general, no acaban en atracón (aunque sí que a veces me permito el dulce), puedo tener en casa una tableta de chocolate y que me dure tres semanas, como variado e introduzco alimentos que para mí eran prohibidos por su alto contenido en grasa  y calorías aunque fueran saludables (huevo, aguacate...), puedo comer pizza o pasta sin sentirme mal, puedo comer una chocolatina y no acabar con el paquete, me permito en ocasiones improvisar con la comida, he llegado a un equilibrio con el ejercicio y procuro cuidarme si mi cuerpo no me acompaña... Son cosas cotidianas que antes no podía hacer. 

Y lo que me ha llevado a poder hacer eso ha sido el reconocimiento de mis emociones y el dejármelas sentir. Ser consciente de mis pensamientos, de mis emociones y de mi cuerpo. Suena a magia esotérica y sectaria, pero es que es así por mucho que diga Pedro Duque. 

Aunque a veces me sigo pillando con pensamientos intrusivos que me dicen que tengo que compensar o que tengo que pesar XXkg para sentirme mejor, soy comprensiva conmigo misma. 
Estos pensamientos los tengo porque me han enseñado que delgada estaré más guapa y me querrán más. Aunque cognitivamente yo entienda que no es así, a mi niña interior le sigue afectando esto y yo como adulta tengo que acompañarla y mostrarle que no es así, que yo soy más que un número en la báscula. Esto lo tengo que seguir haciendo día tras día porque es un pensamiento que tengo grabado a fuego, pero no pasa nada, no me machaco y me acompaño en mi aprendizaje. 

Para mostrar la realidad, el otro día en la nutricionista vi que había engordado. Y me jodió. Y me jodió más el que me hubiera jodido. Porque entonces, ¿qué es todo este rollo que os estoy contando? Pues lo acepté. Pero entonces cuando iba por la calle, me miré en el reflejo de un coche y me encantó lo que vi. Entonces Natalia, pensé, ¿por qué coñx le das tanta importancia a ese número? Y entonces volví a desengancharme de ello. Y me volveré a pillar enganchada y me volveré a desenganchar y no pasa nada. Lo que no hago es quedarme en bucle pensando en ello ni restringirme ni pasar de mí (cosas que me llevaban al atracón). 

También esta vez, fue diferente lo que me llevó a la nutricionista. Estos últimos años no hice cambios bruscos de peso pero sí que progresivamente fui cogiendo algún kilo. Y vi que mi alimentación era monótona y aburrida y me vi capaz de ir a la nutricionista pero no con la mentalidad dieta, sino para cuidarme. Sí, quería que me vinieran más cómodos los pantalones pero lo curioso es que yo me veía físicamente bien, así que lo vi todo desde otro ángulo. Igualmente me pasó lo del otro día con el peso, pero como os digo, es aprendizaje. También hubo algún momento en el que me iba hacia la restricción, pero lo importante es darse cuenta de ello y tratarse con cariño.

Y no, sola no pude. Son horas de terapia y formación invertidas. Eso sí que es inversión de futuro. 

Entonces, ¿estoy recuperada?
Yo sólo sé mis progresos y que mi sufrimiento ha disminuido.