sábado, 22 de febrero de 2014

PONIENDO ORDEN A LA TORMENTA DE MI CABEZA



En algunas ocasiones es más difícil acallar al ego que otras. Ahora quizá éste me esté pudiendo un poco.

Cómo se nota cuando una está bien lo fácil que le es decirlo, que todo va bien tal y como es, como dije en la última entrada, pero una cosa es decirlo y otra sentirlo.
Lo que escribí en la última entrada del blog, en su momento lo dije y lo sentía de verdad. Sé que era la mirada correcta, sé que tiene que ser la base de mi pensamiento, pero a veces no consigo que sea así.

Cuando mi cabeza empieza a descontrolarse empieza a nublarse y empieza a ir por el camino que no debe, y es en estos momentos donde tenemos que actuar, porque como he dicho es fácil estar bien cuando se está bien, pero es fácil seguir a la oscuridad cuando no se está tan bien y tenemos ese hábito tan arraigado durante años.

Estos días he estado descubriendo otras cosas de mí, todas rondan en torno a lo mismo, pero para mí detectarlo es algo nuevo.

No me dejo disfrutar, o quizá es porque no sé. La parte buena de no saber, es que es algo que se puede cambiar y aprender.

Han sido días de viaje y descontrol en todos los sentidos. Y como es normal, ese descontrol afecta a la comida y a la bebida. Supongo (yo siempre con mis suposiciones), que una persona normal pues disfruta con eso ¡son unos días! ¡estás de vacaciones! En volver a casa vuelta a la tranquilidad. Yo en ocasiones consigo disfrutar y en otras no, aunque creo que lo disimulo bien.

Creo que es una situación muy típica la de ir fuera de casa y que te ofrezcan tanta comida y bebida como para alimentar un ejército, pero sólo para ti. Lo hacen con todo el cariño del mundo y lo agradeces, pero cuando empiezas a pensar en ti y a saber lo que va bien para ti, es un problema, o por lo menos yo me lo tomo así, cosa que también es un problema.

¿Cómo decir que NO cuando dices que no y te ponen el plato en la mesa y, además, seguir siendo educada? La única solución que se me ocurre es mentir y decir que tengo una úlcera. Así que si a alguien se le ocurre algo que me lo diga.

Supongo que será problema mío, como todo, por no saber ponerle límites a la gente o por no saber hacerlo de otra forma, no sé.

¿Cómo decirle a la gente que comer más no me va a hacer sentirme bien? Que ese simple hecho para mí es como una guillotina, y que es un problema de salud importante a pesar de no curarse con medicamentos?

El problema no es sólo engordar, es por la asociación que tengo al sentir la barriga llena y tener la sensación de ganas de seguir comiendo perdiendo el control. Da igual que sea de lechuga o de chocolate, la sensación de hinchazón+descontrol me hace sentirme mal, pequeña y asquerosa. Es algo que no me gustaría que fuera así, pero es una asociación que tengo y que me está costando deshacerla. Por unos momentos, esa sensación me hace volver a donde estaba, a lo mal que me sentía, a compararme con los demás, a verlos felices y a mí verme como una mierda. Sí, en esos instantes, todos sonrientes, disfrutando, y yo sufriendo por eso. En otro país, con buena compañía, con buenos manjares y yo pensando en lo asquerosa que me siento a parte de por comer, por pensar en que todo está en mi mano y en esos momentos sentir el descontrol y ver que no puedo, que soy yo la que tiene que hacerlo y no puede.

Pasé el momento de comer con descontrol y no pensar,para pasar al momento de comer con descontrol pero oponiendo resistencia y me siento peor porque no estoy disfrutando del momento, de la compañía y porque a pesar de querer y saber qué es lo mejor para mí me abandono y le hago daño a la niñita que tengo en mí que no quiero que sufra más.

Me siento mal cuando me hago daño y me siento mal cuando veo que intento no hacerlo pero no lo consigo, me siento mal con lo que sea... Quizá sea mi cabeza la que tengo que cambiar ¿verdad?

Y otro problema llega cuando arrastras el descontrol hasta casa. Eso de cuando llegue a casa vuelta a la normalidad... a algunas personas, sobretodo con mi problema no nos sirve. En ocasiones es bastante difícil volver a relajarse, a poner los pies en la tierra y volver a "la vida normal", cosa que se traduce en atracones en vez de compensar los días de descontrol, ya que la ansiedad está por los aires.

No sé qué cosas productivas sacar de esta entrada. Estoy un poco perdida pero voy a hacer un esfuerzo, ya que es en estos momentos cuando hay que hacerlo.

Supongo que una vez más no tengo que ser tan dura conmigo misma. Si prolongo el descontrol es por eso mismo, por esos pensamientos destructivos que me inquietan por dentro y me hacen desconectarme de mí.

Cuando esté bien veré que no habrá valido la pena estar mal. Es algo que ya he vivido, así que está bien vivir un pequeño "momento de luto" para no reprimir emociones pero luego a seguir.

No me voy a castigar por tener momentos de no saber disfrutar de lo que tengo, por perder el control y salirme de mí, por no llegar a esa perfección e iluminación que mi ego ansía.

Me valoraré por el esfuerzo que estoy haciendo, por el trabajo de autoconocimiento y autoentendimiento que estoy llevando a cabo. Me valoraré por intentar hacer las cosas de diferente manera para salir de mi zona de confort, aunque a veces no sea la forma que más bien me haga, pero para encontrar la forma, MÍ forma (cada uno la suya), tengo que probar las cosas. Me valoraré porque me levanto con cada caída. Me valoraré por mi esfuerzo. Me valoraré.

Cuando escribo vuelvo a contactar conmigo, pongo mi cabeza un poco en orden y vuelvo a dar calma a esa cabeza loca. Esta soy yo, mi yo real, no el yo falso que me hace creer mi cabeza. Soy esencia pura a pesar de todo.

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